
Autor: Fernando Benzo Sáinz
Disponibilidad: Online y Física
Matería: Investigación
Año: 2004
Ese jueves la jornada empezó como todos los días para Martín, vigilante jurado de la estación de Atocha, hasta que se produjo la primera explosión en uno de los trenes. Sin dudarlo ni un instante se dirigió al andén para intentar ayudar en lo que pudiera. Víctor, un médico moldavo, viajaba en uno de los trenes y permaneció tras la explosión prestando un primer auxilio a los heridos.
A Ricardo la explosión le levantó de la cama, se asomó a su ventana en la calle Téllez y cinco minutos más tarde se encontraba frente al tren con una sola idea: salvar vidas. Mari Ángeles, una de las primeras enfermeras del SAMUR que llegaron a Santa Eugenia tras el atentado, quedó atónita al comprobar el estado de la estación. Aquello no se parecía a ningún suceso en el que hubiera intervenido antes, pero la rabia y el dolor le dieron más energía. Al día siguiente, no podría recordar a cuánta gente atendió, pero sí el ritmo frenético al que lo hizo. Sus historias son sólo un ejemplo de las experiencias de cientos de personas que aquel 11 de marzo ofrecieron lo mejor de sí mismas a las víctimas de los atentados.
Fenando Benzo Sáinz, director de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, recoge en esta intensa y sobria crónica humana la historia de los ciudadanos anónimos, vigilantes jurados, bomberos, enfermeras y policías que, como Martín, Víctor, Ricardo o Mari Ángeles, trabajaron sin dejarse vencer por el cansancio y el horror de aquella mañana del 11-M, convirtiéndose en héroes inesperados.
Un testimonio que nos reconcilia con la condición humana y que sin duda perdurará en la memoria del lector como ejemplo de todo que et hombre es capaz de lograr cuando se enfrenta a la adversidad.
Disponibilidad: Online y Física
Matería: Investigación
Año: 2004
Ese jueves la jornada empezó como todos los días para Martín, vigilante jurado de la estación de Atocha, hasta que se produjo la primera explosión en uno de los trenes. Sin dudarlo ni un instante se dirigió al andén para intentar ayudar en lo que pudiera. Víctor, un médico moldavo, viajaba en uno de los trenes y permaneció tras la explosión prestando un primer auxilio a los heridos.
A Ricardo la explosión le levantó de la cama, se asomó a su ventana en la calle Téllez y cinco minutos más tarde se encontraba frente al tren con una sola idea: salvar vidas. Mari Ángeles, una de las primeras enfermeras del SAMUR que llegaron a Santa Eugenia tras el atentado, quedó atónita al comprobar el estado de la estación. Aquello no se parecía a ningún suceso en el que hubiera intervenido antes, pero la rabia y el dolor le dieron más energía. Al día siguiente, no podría recordar a cuánta gente atendió, pero sí el ritmo frenético al que lo hizo. Sus historias son sólo un ejemplo de las experiencias de cientos de personas que aquel 11 de marzo ofrecieron lo mejor de sí mismas a las víctimas de los atentados.
Fenando Benzo Sáinz, director de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, recoge en esta intensa y sobria crónica humana la historia de los ciudadanos anónimos, vigilantes jurados, bomberos, enfermeras y policías que, como Martín, Víctor, Ricardo o Mari Ángeles, trabajaron sin dejarse vencer por el cansancio y el horror de aquella mañana del 11-M, convirtiéndose en héroes inesperados.
Un testimonio que nos reconcilia con la condición humana y que sin duda perdurará en la memoria del lector como ejemplo de todo que et hombre es capaz de lograr cuando se enfrenta a la adversidad.