Sabíamos, y así lo dijimos desde COVITE, que la “Conferencia” estaba hecha y pensada por el mundo proetarra y con el único objeto de satisfacer a dicho mundo. Rogamos a los autodenominados “mediadores” que se dieran cuenta de ello, que no utilizasen la expresión conflicto, y que se preocupasen de conocer la realidad de los hechos. Nada de esto se ha producido. Sin salirse del guión impuesto los citados “mediadores”, en cinco puntos sin consistencia alguna, nos han dejado muy claro que lo que existe en Euskadi no es una banda terrorista cuyo único objeto es atentar contra el Estado de Derecho sino, según sus palabras, “la última confrontación armada de Europa”. Dichas personas, cuyos ingresos económicos por este acto desconocemos tanto en su cuantía como en su procedencia, han utilizado tantas veces como han querido el término “conflicto” y han instado a Estados democráticos, como España y Francia, a un dialogo con ETA y a que debatan cuestiones políticas con lo que ellos han denominado “actores no violentos”, es decir, siguiendo sus propios actos, con el brazo político de ETA.
Resulta un escarnio que personas de este tipo nos hablen en semejantes términos y que nuestros Gobiernos, tanto central como autonómico, lo permitan. No vamos a hacer más comentarios. Lo hemos repetido ya demasiadas veces. Si nuestros representantes aceptan que se equipare a nuestra Democracia con una banda terrorista, y que su brazo político, al cual se han preocupado previamente de legalizar, pueda sentarse en un plano de igualdad a debatir cuestiones políticas, es que realmente la brújula de este país está totalmente perdida.
Quisiéramos, no obstante, poner de relieve a los citados “mediadores”, ya que no lo hicimos en un principio, que no nos hablen de reconciliación ya que dicha palabra significa atraer y acordar los ánimos desunidos entre al menos dos partes contendientes; y aquí, en nuestro país, por mucho que ustedes quieran, nunca ha habido en los últimos cincuenta años, partes contendientes que hayan de reconciliarse. Sabemos que el mundo de ETA, nutridamente representado en su “Conferencia”, les insta a usar esta terminología, pero como ya les dijimos, les rogamos que no la utilicen porque con ello están incurriendo en un grado de perversión no acorde a lo que, sin éxito alguno, tratan de representar.
Las víctimas podemos estar descorazonadas pero también estamos orgullosas, y lo estamos porque ayer, en un clima creado para la propaganda etarra, diez víctimas de terrorismo supieron tener el coraje y la determinación de enfrentarse una vez más a la injusticia, poniendo de manifiesto la memoria de los 858 asesinados, blandiendo para ello el uso de la razón y la palabra contra lo que ha sido la práctica de los hoy denominados “no violentos”, el tiro en la nuca.
Resulta un escarnio que personas de este tipo nos hablen en semejantes términos y que nuestros Gobiernos, tanto central como autonómico, lo permitan. No vamos a hacer más comentarios. Lo hemos repetido ya demasiadas veces. Si nuestros representantes aceptan que se equipare a nuestra Democracia con una banda terrorista, y que su brazo político, al cual se han preocupado previamente de legalizar, pueda sentarse en un plano de igualdad a debatir cuestiones políticas, es que realmente la brújula de este país está totalmente perdida.
Quisiéramos, no obstante, poner de relieve a los citados “mediadores”, ya que no lo hicimos en un principio, que no nos hablen de reconciliación ya que dicha palabra significa atraer y acordar los ánimos desunidos entre al menos dos partes contendientes; y aquí, en nuestro país, por mucho que ustedes quieran, nunca ha habido en los últimos cincuenta años, partes contendientes que hayan de reconciliarse. Sabemos que el mundo de ETA, nutridamente representado en su “Conferencia”, les insta a usar esta terminología, pero como ya les dijimos, les rogamos que no la utilicen porque con ello están incurriendo en un grado de perversión no acorde a lo que, sin éxito alguno, tratan de representar.
Las víctimas podemos estar descorazonadas pero también estamos orgullosas, y lo estamos porque ayer, en un clima creado para la propaganda etarra, diez víctimas de terrorismo supieron tener el coraje y la determinación de enfrentarse una vez más a la injusticia, poniendo de manifiesto la memoria de los 858 asesinados, blandiendo para ello el uso de la razón y la palabra contra lo que ha sido la práctica de los hoy denominados “no violentos”, el tiro en la nuca.